Artista Plástico

Naturaleza y humanidad en Rafael Dussan

Noviembre, 2024 / Madrid | Pablo Montoya

Hay paciencia, disciplina, entusiasmo y un acogedor silencio en estos dibujos de Rafael Dussan. Lo suyo remite a las faenas del monje. Pero él, acorde al pálpito de nuestros días, no se afianza en lo religioso conventual, sino que indaga en la conmoción de los sentidos, en las ondulaciones de lo onírico, en el alto sentido poético y ético que tiene el concebir un universo donde naturaleza y humanidad se abrazan.

Rafael Dussan retratado por Marcela Sánchez | © Mara 2017
Rafael Dussan retratado por Marcela Sánchez | © Mara 2017

En los trabajos de esta exposición surgen con claridad los pilares de la formación pictórica de Dussan: los imaginarios medievales, renacentistas y barrocos de Italia, Francia y los países flamencos. Aquí hay una vislumbre devota de Giotto. Allí, una reminiscencia pagana de Da Vinci. Un paisaje con ruina de Piranesi sopla en un lado. En otro, planea la extrañeza del Bosco. Y más allá, la textura misteriosa de un tocado de Van Eyck se delinea entrañablemente. Y es que eso que llamamos estilo, personalidad o temperamento del artista, en Dussan significa una vuelta al pasado para dialogar con la naturaleza en medio de tiempos críticos.

El recorrido de Rafael Dussan como artista ha sido ponderado y cosmopolita. Ha expuesto en diferentes lugares del mundo, pero son los años vividos en Cartagena y en Europa los que han marcado la plenitud en sus dibujos. Este formidable período —me atrevo a suponer— inició cuando expuso en el claustro de San Pedro Claver. Allí ofreció unas instalaciones con dibujos sobre bolsitas de té, papel y tela. Yo diría que el período que inició en el 2008, viviendo aún en Milán y que determinará su retorno a Colombia en 2011, es el momento que marcará la plenitud en su dibujo: los dibujos inspirados en el texto de Oscar Panizza El concilio de Amor (2008), expuestos en París y Pietrasanta, y en ese mismo año, la exposición en Bruselas dialogando con Bruegel el Viejo y con el Bosco.

Naturaleza Heroica’ con la pieza ‘Al límite con lo marino’, se encuentra abierta al público en el Museo de Arte Moderno de Cartagena Enrique Grau, donde se exponen 35 obras de Dussan. | Foto: Fontur
Naturaleza Heroica’ con la pieza ‘Al límite con lo marino’, se encuentra abierta al público en el Museo de Arte Moderno de Cartagena Enrique Grau, donde se exponen 35 obras de Dussan. | Foto: Fontur

Las obras relacionadas con la Inquisición en Cartagena de Indias (2009), trabajo realizado en Milán para ser expuesto en Cartagena, están influenciadas por sus diálogos con Goya. Los trabajos que desarrollará en Cartagena a partir de ese 2011, a su retorno al Caribe, determinarán un interés por lo arquitectónico atávico de la ciudad colonial. Su propósito era claro: invitar al vidente para que la mirada dialogara con los trazos evanescentes y con los espacios del claustro, como fue su exposición en 2015 en el Santuario de San Pedro Claver, donde experimentó con nuevas propuestas de formatos, instalaciones y dibujos sobre bolsitas de té, obras sobre tela y papel. Se trataba, en tal ocasión, de un puente inquietante porque la delimitación del ámbito histórico se difuminaba para darle paso a una cartografía de sueños donde el color aparecía entre una confabulación de negros, grises, blancos y sepias tenues. Y todo ello estaba realizado magistralmente sobre un fondo que remitía a coordenadas acuáticas, florales y celestes.

Después vino, en 2022, la obra mural del salón principal de “Casa Puente”, al lado del hotel Santa Teresa, en la misma ciudad de Cartagena. Entonces, la superficie pétrea de una residencia reemplazó a la del papel. En esas paredes hay una evocación de una urbe que sucumbe a los estragos de la contaminación. Desde la parte inferior, el mar y sus ciénagas, poblados de calamares, pulpos, delfines y manatíes, ascienden hasta invadir las edificaciones coloniales y republicanas. La vegetación aspira, por su lado, y en medio de ramajes intrincados, llegar hasta las nubes. Y las metamorfosis son una mixtura de árboles, criaturas marinas y aves que se convierten en hombres y mujeres de gestos contemplativos.

"Muralla al límite con lo marino", obra de Rafael Dussan, artista bogotano. || Fotografía: Cortesía
“Muralla al límite con lo marino”, obra de Rafael Dussan, artista bogotano. || Fotografía: Cortesía

Esta simbiosis predomina también en esta exposición. Y su mensaje, porque Dussan se presenta aquí como un artista comprometido con su tiempo, es un canto a lo que deberíamos ser en tanto somos naturaleza. En estos dibujos se insinúan dos cosas esenciales. Por un lado, se propone una urgente necesidad de establecer una conversación sensible y amorosa con el mundo vegetal y animal del mar. Y, por el otro, brota una especie de lamentación poética por la devastación ocasionada cuando el ser humano se cree el centro del universo. Al ver estos dibujos (técnicas mixtas sobre papel, madera y tela), los trazos de Dussan se aventuran como una maraña translúcida, como el espacio de una ensoñación cálida, de una duermevela fantástica en la que picos y alas, hojas y tallos, escamas y plumas, tentáculos y aletas se fusionan permanentemente con la piedra que edifica el templo y el palacio, y con el agua y el aire circundantes.

Y está el erotismo de estas imágenes. Este es quizás el elemento trascendental en la obra de Dussan. El suyo es un erotismo forjado de insinuaciones exquisitas y silencios de epifanía, que se consolida en la materialización de una caricia. Erotismo que alcanza su debida elongación cuando logra verterse en la palabra, el sonido o la imagen. Y esto permite que, dentro del marco del festival de música de Cartagena, esta exposición acuda al canto para nombrarse. El canto del mar, que es el de Cartagena y el Caribe, y que, para alcanzar su universalidad, se sabe unido a la belleza delicuescente del cuerpo y a la delicia efímera de sus gozos.

"No somos los protagonistas de esta historia; las aves, las nubes, las tormentas, los manglares, todo es parte de una totalidad que nos desborda, pero hemos tenido la presunción egocéntrica, muy occidental, de que somos el ombligo del universo”, Rafael Dussan, artista. | Foto: Fontur
“No somos los protagonistas de esta historia; las aves, las nubes, las tormentas, los manglares, todo es parte de una totalidad que nos desborda, pero hemos tenido la presunción egocéntrica, muy occidental, de que somos el ombligo del universo”, Rafael Dussan, artista. | Foto: Fontur

Dussan nos obsequia las raíces y los tallos que se vuelven ansia al buscar más el afuera que el adentro. Los tentáculos del pulpo y la aleta del pez se erigen como el fresco monumento ante la fachada y las techumbres de las edificaciones. Hombres y mujeres que nacen de los tallos de los mangles miran el entorno colonial y republicano desde una perplejidad callada. Naturaleza y humanidad se enlazan aquí para recordarnos que una existencia, tal como la ha propuesto la sociedad de consumo y el enloquecido mercantilismo de nuestros días, ajena a esta connivencia afectuosa con la naturaleza, sería no solo catastrófica para el equilibrio de todos, sino insípida y tediosa.

Y cómo desconocer, finalmente, que una sutil melodía une estos dibujos con la música que el festival celebra en esta ocasión. Por tal motivo, no es nada fortuito suponer que una comunicación íntima podría establecerse entre los dibujos de Rafael Dussan y uno de los finos valses poéticos de Enrique Granados, o con los acordes impresionistas con que Isaac Albéniz evoca el Albaicín y la Almería, o con una de esas noches deslumbrantes en las que Manuel de Falla nos invita a recorrer la embriaguez de sus jardines.

Rafael Dussan, artista invitado al Cartagena Festival de Música. | Foto: Fontur
Rafael Dussan, artista invitado al Cartagena Festival de Música. | Foto: Fontur

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